viernes, 24 de junio de 2022

Just a normal day of Shooting


Gritos, golpes, jadeos de cansancio es todo lo que puedo escuchar y sentir a mi alrededor. Trato de mantener la calma, pe
ro es tan doloroso que asfixia. Veo a los que se suponen que son mis amigos caer uno por uno en la desesperación y frustración de no poder conseguir la última salchipapa de la cafetería. Y dirás ¿Por qué tanto revuelo por una salchipapa?, pues los miércoles son los únicos días en donde sirven comida decente, en este agujero de estrés y hormonas adolescentes. Me vuelvo hacia el Sargento del escuadrón 18 y le sonrió con sorna, gracias a su obra conseguí la mía calentita, pero no le quita el hecho de que me hiciera correr demás para guardármela, además de ser culpable del alboroto de la cafetería; Porque se puso a correr como demente en los pasillos diciendo que solo quedaba una, así que es el causante de mis dolores. Siento que algo vuela sobre mi cabeza y cae en la ropa del sargento, a lo que se para de su silla buscando el causante de sus desgracias y causante de mis alegrías, porque si creo en el Karma y ya era hora de que actuara. Le planto la sonrisa más grande que puedo cuando me mira, sabe que no soy el que lo lanzó así que no me hará nada. En ese momento, mientras cruzábamos miradas, alguien vociferó. —GUERRA DE COMIDAAAAAA!!!!!!!!!— Me paró con tranquilidad de mi silla y salgo caminando al pasillo con el sargento pisándome los talones. Cuando doblo en la esquina del pasillo me estrellan contra la pared y dejo que me devoren la boca. —Me tienes más excitada que de costumbre, eres un peligro para la sociedad— Me pasa la mano por el cuello y me estremezco. —Me encanta hacerte salir de tus estribos sargento, además me encanta como me tocas— Ella me sonríe con ese brillo en los ojos que es símbolo de su calentura. Me coge de la mano y me lleva a una oficina fuera de servicio y desde que cierra la puerta me estrello contra ella, estoy tan duro que puedo competir contra un árbol. La volteo y la beso con fiereza, ella no se aguanta y comienza a desabrocharme la correa junto con el pantalón, sé lo que quiere. —No sé que tiene mi polla que te encanta tanto, pero espero que te embeleses con ella la vida entera porque no te irás de mi lado— Ella pone esa sonrisa traviesa que tanto me encanta. La beso y aprovecho la franela de tela fina que tiene hoy para magrearle las tetas como un poseso. —Hablas de mí, pero estás peor o igual que yo con mis tetas y las tengo pequeñas, así que no sé lo que les ves— Ella dice la verdad, son extremadamente pequeñas, pero desde que las vi me tienen obsesionado, además del magnífico olor que desprende su piel. —COOOOOORRRTTEEEEEEEEEE, ¡¡¡Pero que hacen eso no estaba en el guion!!!— Me despego de Samantha y me acomodo la erección falsa que me pusieron, arriba de la verdadera. —Si no estaba en el guion porque mierda me pusieron esto— Señalo donde se encuentra la erección falsa y me la quito. —No sé ni para qué peleas si al final lo vas a dejar porque se nota que te encantó— Samantha, después de decir eso mira disimuladamente hacia abajo, me coge de la mano y salimos del set. —Nos vemos otro día Sam— La abrazo y la sacudo un poco. —Nos vemos— me dice cerca del oído, lo que me hace estremecer —Si quieres terminamos lo de adentro— Sonríe divertida. Yo solo la agarro de la mano y seguimos caminando sin rumbo alguno.

lunes, 20 de junio de 2022

Azul, Agua, Niebla y Misterio


Sonaba un extraño ruido escaleras abajo, lo que me despertó curiosidad porque se supone que estaba solo en casa.

Fui caminando con toda la tranquilidad del mundo hacia la planta baja, de donde provenía el incesante ruido.

Cuando llegué a la cocina fui a la escotilla que da al sótano, la miré con todo el aburrimiento del mundo y la abrí.

Antes de bajar cogí una vela del cajón de la cocina y la encendí, hace poco habían cortado la luz de la casa por la flojera de mis padres al no pagarla y la verdad no me importaba, trabajaba mejor de noche.

Bajé por la escotilla y el ruido era aún más exasperante aquí abajo, pero no me sorprendió lo que vi.

Un tipo poco conocido para mí estaba sentado en el suelo, sucio, rodeado de ratas que chillaban por la desesperación de comérselo. 

El tipo con toda la tranquilidad del mundo me miró y sonrió como si no pasara nada. Tenía una colilla a medio terminar, pero me di cuenta que no era la única que se había fumado, porque tenía una caja en la otra mano y otras muchas colillas en el suelo, por ende estaba drogado y había mucha niebla creada por el humo de la nicotina del cigarro.

Cogí un balde de agua de la esquina de la habitación, el cual se llenó por una fuga en una tubería que mis padres tenían que arreglar, y se lo tiré en la cara. Las ratas salieron despavoridas y el hombre estalló en carcajadas. Solo lo miré y busqué mi herramienta favorita.

Cogí mi llave inglesa azul, me encanta el azul, y me acerqué al tipo. Le devolví la sonrisa y le estrellé la llave en su ingle, el tipo se encogió en dolor y yo seguí con mi labor, pero esta vez se lo estrellé en la cabeza, luego en la columna y así sucesivamente por todo el cuerpo. Me encantaba el sonido de los huesos crujir. 

Cuando me aburrí, le revisé el pulso y me fui satisfecho con mi trabajo. Llegué a la cocina, pero no seguí hacia mi habitación, sino que me desvié hacia el patio y me tiré a la piscina. El color carmesí tiño el azul del agua y me frustré de nuevo. No me gusta cuando se pierde mi color y más cuando la noche está tan adecuada a mi mente, tan nublada del éxtasis que me causa una sola gota de sangre, lo único que lamento es su color, me hastía el color rojo, todo fuera más bonito si fuera azul como el cielo o los zafiros.